El último buche de ron (y termino esta curda)

Por Juajo Ferrera
¿Qué estamos dispuestos a ceder para saciar esta voraz hambre de fiesta?
De nuevo insisto en que no me meto en los pugilatos organizativos. Pero ¿quién pone prudencia en las formas? ¿El Ayuntamiento, que nos representa a todos? Pues sí. El mismo que, por aprovechar la foto, presta el escudo de la ciudad y se apunta a co-organizador, ayudador, avalista o figurín. Lo bueno es se les vea, pues la propaganda ya marchaba y la cartelería difundiéndose por ahí. Ganancia de pescadores. Ya he escrito sobre lo desafortunado que ha sido la denominación de "FiestoRón" como llamamiento, especialmente a los imberbes.
Me ocupo ahora de la utilización de la marca "Arucas" sometida a inesperadas rúbricas en su moneda. Un aspecto que no es baladí deriva de nuestra proyección hacia el exterior porque ahí nos jugamos concepciones que muy difícilmente nos va a costar eliminar. Hasta ahora los viejos lemas acuñados aún campean en nuestra nostalgia: "La ciudad de las flores", "La ciudad de la eterna primavera", "La ciudad de los labrantes", "Mar de plataneras", "Piedra y flor", e incluso el binomio de nuestro escudo nos identifica ("Ora et labora").
Pero aquel que lea y escuche, tanto el propio FACE de los patrocinadores (al que están adscritos unos 1500 seguidores) como los voceros del fiestorrón en la calle, debe ruborizarse ante tamañas perlas preciosas: "compártelo, que sepan todos cuál es la capital del ron, cuál es la fiesta de todos los roneros". Y esto va calando.
Miren ustedes, en sí mismo "FiestoRón" o similar jerga como la expuesta, afectan a la concepción misma de la ciudad, y por tanto, va más allá de los albores empresarios del sector y de pasarse la pelota organizadores, promotores y Ayuntamiento. Como chirigota dialéctica es genial. Que Arucas se la conozca como la metrópoli del ron y que al nuevo buque insignia de los nombretes le dé el visto bueno nuestros representantes públicos, me parece un disloque absoluto. Uno esperará el milagro de la cordura en futuras ocasiones, y esperará que se oriente este despiporre ilustrado. Aplaudo con brazos de pulpo el promocionar un potente festival que combine guateque y cultura, al fin y al cabo, el esperado negocio produce idénticos frutos pero con otra sabiduría. Pero eso de "la capital del ron" se erige como un marrón: en Arucas somos muchísimo más. Para lograr cuchipanda y perras no tenemos porqué coger el bolso y vendernos en cualquier esquina.
Si el imán de Arucas es fiesta y aguardiente, y lo que se quiere es hacer pasar a nuestra ciudad emblemática como "la capital del ron" para que vengan "todos los roneros" y, por ende, hagan su agosto unos cuantos y beban otros muchos... replantéese la fiesta y hagamos un potente festival cultural y musical que exponga nuestras excelencias y que se perpetúe en el tiempo. Las nuevas generaciones tienen derecho a crear tradición, pero nadie debe mancillar nuestro legado con lo primero que se les ocurra para llenar de fajos las cajas particulares. Fiesta sí, proyección turística sí, festival de música patrocinado, sí. Lo abrazaremos y más. Pero sin bajarnos los pantalones del orgullo. Cuidemos las maneras. Los aruquenses, por tradición, patrimonio y cultura, somos mucho más que ron embuchado.