El  “potaje brusellois” de Bruselas y el potaje yihadista


El potaje  yihadista de Bruselas
Por Jaime Rubio Rosales
El  “potaje brusellois”, es decir: el  potaje de Bruselas.





Hace unos años publiqué en La Provincia un artículo dedicado al plato típico de la capital belga, un delicioso potaje de berros, llamado “potaje brusellois”, es decir, potaje de Bruselas. Cuando lo probé a finales de los 70, me llamó la atención que era idéntico al que preparaban nuestras abuelas canarias, con papas incluidas.


Bélgica, un país dividido en dos, flamencos y valones, continuamente enfrentados, que ha pasado años sin gobierno, se me antoja un potaje político que ha sido el caldo de cultivo de grupos terroristas que han actuado en toda Europa.

Y Bruselas, una ciudad que amo por muchos motivos, se ha ido llenando de musulmanes, que ocupan barrios enteros, Han sido muy bien tratados por el Estado de Bienestar belga, que les ha dado vivienda, servicios sociales, pagas y educación gratuitos. La mayoría de ellos viven una vida confortable con sus trabajos y negocios. Este verano pude comprobar que muchos de los restaurantes del centro, donde se toman los famosos mejillones al vapor en calles peatonales, están en manos de marroquíes, tunecinos o argelinos. Es decir, los que se radicalizan no lo hacen siempre porque se les margina y se les obliga a llevar una vida miserable. Eso es falso. El que se margina en Europa es porque quiere. De hecho, el cerebro de los recientes atentados de París era hijo de una familia acomodada, procedente de Marruecos, afincada en Bruselas, donde tienen negocios propios.

Los orígenes del yihadismo asesino que recorre el mundo son otros muy diferentes que ya hemos tratado en artículos anteriores.

Hoy tratamos de lo bueno que es el potaje de berros, de Bruselas y de Canarias, aunque nos preocupa el potaje de la capital de Europa.