Los refugiados sin tierra y los petrodólares del Golfo Pérsico 



Arabia no ayuda a los refugiados sirios
Los países del Golfo Pérsico deberían  "mojarse"  en esta crisis y ayudara los más necesitados


Los refugiados  y los petrodólares. Por Jaime Rubio Rosales
Por Jaime Rubio Rosales
Los millonarios árabes deberían "mojarse" en esta crisis  de refugiados...




La actual avalancha de refugiados sirios que llegan a las costas europeas por miles han desatado todas las alarmas en el Viejo Continente. Y no es para menos, hay que ayudar a todos los que huyen de la guerra y del fanatismo religioso, de las atrocidades en nombre del profeta de una fe religiosa que dicen que pregona la paz y el amor.

Ahora bien, nos quejamos de lo poco que hacemos los europeos, pero no es hora de pedirles  que aporten un dinerito para ayudar a atender a esos refugiados sirios?  Menos ciudades de lujo, como Dubái, donde todo cuesta un ojo de la cara, y que los hijos de sus jeques se pasean por Londres o París en sus Ferraris, mientras sus padres lo hacen en flamantes Rolls Royce.

Ya podrían los millonarios árabes dedicar unas migajas de su enorme fortuna a ayudar a los europeos que atienden a sus hermanos sirios. Arabia Saudí, por ejemplo, que se gasta millones de dólares en financiar la construcción de mezquitas por todo el mundo, no podría dedicar un dinerito también a financiar centros de acogida de refugiados o financiar a familias europeas que quieran acoger a los sirios en sus casas.

No, amigos, Europa no es irresponsable. De hecho, somos los únicos que estamos articulando una ayuda a estos inmigrantes. Ya es hora que le exijamos a los países árabes ricos que apoyen a sus hermanos sirios con sus petrodólares y su riqueza. No pueden seguir mirando para otro lado como si el tema no fuera con ellos mientras gastan millones en lujos innecesarios. Con lo que valen cinco Ferraris podrían dar de comer a mil sirios durante meses.

A ver si el mundo abre los ojos  exige a los países del Golfo Pérsico que se mojen en esta crisis y cumplan el mandato del Profeta de ayudar a los más necesitados. Que una cosa es predicar y otra dar trigo.